
Este es un tema recurrente de solicitud en las parejas, en ocasiones disfrazado con otros diagnósticos como disfunción eréctil secundaria, bajo deseo sexual selectivo o anorgasmia secundaria. Pero en el fondo lo que ocurre, si bien cueste reconocerlo, es que no hay un comprensión sexual o atracción erótica en la pareja.
En la clínica vemos aun varios casos de hombres que están en pareja con mujeres que reconocen objetivamente como interesantes, y no obstante no las quieren o no argumentan sexualmente puesto que estiman que no las perciben como estimulantes.
Desde la sexología médica y la terapia psicosexual poco se ha estudiado sobre esto, y lo que tenemos la posibilidad de decir está mucho más apoyado en la experiencia clínica que en la prueba de la investigación científica. No obstante, entendemos lo bastante para proponer varias deducciones y asimismo acciones que logren ser de asistencia para aclarar y quizás arreglar el tema.
¿Qué es la compatibilidad sexual?
La compatibilidad sexual se ve reflejada en la atracción erótica recíproca, tal como en la coincidencia de las opciones sexuales de los dos, o sea aquellas formas de proceder, juegos o ocasiones que los encienden y excitan. Frecuentemente sentimos esa compatibilidad desde lo químico… ver, olisquear, sentir, al fin y al cabo sentir a esa persona nos activa el deseo sexual prácticamente de forma automática. En verdad a la compatibilidad sexual la llamamos tener química. Las parejas compatibles sexualmente acostumbran a tener un comprensión muy espontáneo a nivel de comunicación no verbal. Cada uno de ellos sabe lo que le agrada al otro, cuál es el instante para cambiar de estímulo, para sostener un ritmo, para acariciar ciertas zonas erógenas y la manera de llevarlo a cabo. Si la relación de pareja es armónica y no se muestran disfunciones sexuales, el sexo es en un caso así vivido como demasiado satisfactorio y un aspecto fundamental del vínculo. Transcurrido el tiempo la compatibilidad sexual puede lucrarse si conseguimos conocernos poco a poco más al explorarnos, charlar sobre nuestras fantasías y admitir los efectos de distintas juegos eróticos.
¿De qué es dependiente que 2 personas sean compatibles en el sexo?
Ciertas indagaciones sugieren que en parte hablamos de algo -verdaderamente- químico. De alguna forma a través del sentido del olfato se activan los mecanismos del deseo y la contestación sexual, y los estudios señalan que eso tiende a suceder en parejas en las que hay compatibilidad genética en el caso de una eventual descendencia -algo que se relaciona con el llamado complejo de histocompatibilidad-. Eso sí, esto no explicaría por poner un ejemplo la química sexual que tienen las parejas gays. Asimismo aquí podrían intervenir las feromonas, un tema del que aún no nos hemos ocupado y sobre el que la evidencia a nivel científico no es contundente.
Ahora en el chato psicológico, tenemos la posibilidad de decir que la compatibilidad sexual es dependiente de que la gente efectúen una aceptable decisión de pareja. O sea que estén con alguien que coincida absolutamente con el mapa de amor, o sea el género de hombre o mujer deseada -tanto desde la imagen como desde la personalidad y el accionar erótico-, y asimismo los juegos y estímulos eróticos que causan exitación sexual.
¿Se puede perder esa compatibilidad?
En ciertos casos estamos con parejas en las que la compatibilidad jamás existió. Charlamos de incompatibilidad sexual en el momento en que la pareja no coincide con nuestras esperanzas eróticas. Hay marcadas diferencias entre la imagen que poseemos de un individuo sensual, en comparación con las especificaciones reales de nuestra pareja. Asimismo es común que los estilos eróticos sean opuestos. Si por servirnos de un ejemplo a uno le chifla el sexo relajado, retardado y despacio, al otro le atrae un erotismo mucho más instintivo y visceral. La incompatibilidad sexual es común en las parejas que no se escogieron por la atracción sexual sino más bien por otros causantes: seguridad cariñosa, status popular, poder económico, deseo de conformar una familia, presiones ajenas.
Por otra parte, en la situacion de las parejas que sí tuvieron esa química desde el principio, exactamente la misma puede perderse por los guiones sexuales rutinarios, el acostumbramiento, los cambios en el orden de preferencias, los enfrentamientos y el castigo. Un capítulo aparte es el de lo que se llama parentalización del vínculo. Son esas parejas que no supieron mantener su relación erótica y llega un punto en el que se perciben en sentido familiar, amistoso, pero por el momento no sexual. “Es tal y como si fuera mi hija”, o “siento que durmiese con un hermano”, dicen. Si se participa a tiempo y la pareja tiene los elementos cognitivos, sentimentales, y la motivación precisa -aparte de una aceptable asistencia técnica, es viable recobrarla. En otras ocasiones, quizás es bastante tarde.
¿De qué manera se está recuperando en el momento en que una pareja siente que no posee la química de antes?
La oportunidad de arrimar las situaciones en el momento en que advertimos zonas de incompatibilidad es relativa. Todo es dependiente de que tan enormes sean las diferencias. Si hay puntos de atracción recíproca y coincidencias en ciertos juegos eróticos satisfactorios para los 2, hablamos de remarcar esos puntos compartidos. Asimismo mediante la exploración y la imaginación, posiblemente hallen ciertas fantasías que quizás no conocían antes y que despierten exitación y excitación recíproca.
Entonces debemos detallar pactos con relación a las diferencias. Por poner un ejemplo si hay disconformidades en lo que se refiere a las posiciones sexuales que causan mucho más exitación o el ritmo coital que mucho más los impulsa, hablamos de que cada uno de ellos halle su instante para gozar a su forma. Siempre y en todo momento tengamos en claro que en el sexo debe existir un cómputo entre agradar y que nos complazcan.
¿Es viable trabajar las diferencias de continuidad sexual?
En la compatibilidad/incompatibilidad sexual asimismo se tienen dentro los termostatos sexuales. Cada individuo tiene un nivel de deseo sexual propio como factor que, si bien cambia según distintas causantes, prosigue una pauta personal. En el momento en que los dos integrantes de la pareja tienen un nivel de impulso sexual diferente nos encontramos frente a un aspecto incompatible, y el inconveniente es en el momento en que esa diferencia de termostato sexual es esencial y persistente. Y como resultado se muestran distorsiones con relación a de qué manera observamos a nuestra pareja, que acostumbran a canalizarse en rótulos en ocasiones groseros, por poner un ejemplo: “eres una frígida, jamás deseas llevarlo a cabo conmigo” o “eres un sexópata, no piensas en otra cosa que en el sexo”. Y desde ahí es poco lo que tenemos la posibilidad de crear como solución, sencillamente por el hecho de que ahora se perdió el respeto.
De ahí que debemos eludir imponer factores de supuesta normalidad, como la iniciativa de que en las relaciones equilibrados de debe llevar a cabo el cariño una vez cada día, o tres ocasiones por semana. Cada pareja halla su ritmo, el que le resulta mucho más satisfactorio, y siempre y en todo momento estimando que distintas causantes tienen la posibilidad de modificar circunstancialmente el deseo. En el momento en que la diferencia es esencial, la primera cosa que debemos llevar a cabo es entender al otro, ponernos en su sitio, y no evaluar ni prejuzgar. Desde ahí tenemos la posibilidad de meditar en resoluciones: elecciones de satisfacción sexual que no impliquen coito (como la masturbación o el sexo oral) de modo tal de no apretar a la pareja, pero al unísono la otra sección tiene una alguna satisfacción de su impulso sexual. Remarcar la privacidad y los instantes compartidos para que se estimule el deseo. Hablar sobre juegos eróticos o cambios en el guion sexual que podrían acrecentar la motivación sexual. Trabajar con las fantasías sexuales a nivel mental, como un recurso para acrecentar el deseo sexual.
Redactado para Boston Medical Group por Ezequiel López Peralta.
Sicólogo. Máster de Sexología Clínica y Terapia de Parejas.
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